N°84

Marzo/Abril 2014

Tapa84Artículos:

 

 

Nota Editorial: 

La mayor parte de los países de América Latina han logrado alcanzar tasas muy altas de crecimiento económico en los últimos años. En parte esto fue el resultado de una circunstancia internacional extremadamente favorable que impulsó hacia arriba los precios de las materias primas, modificándose notoriamente los llamados términos de intercambio comercial que de modo tan negativo afectaron a la región a lo largo de su historia. Como resultado, los países productores de energía multiplicaron por seis el precio de sus exportaciones, los productores de minerales por cinco y los agroexportadores por tres. A esto se agrega una baja histórica de las tasas de interés en los mercados mundiales, hecho que posibilitó el flujo de capitales a la región y una fuerte disminución de los intereses de la deuda pública. Es necesario resaltar, sin embargo, el fuerte impacto que han tenido sobre el crecimiento la consolidación de la democracia en la región y el responsable manejo de las cuentas públicas, caracterizado principalmente por el equilibrio fiscal que se observa en la mayoría de los países.

    La sana administración del sector público que ha prevalecido en los últimos tiempos en la región, particularmente en las economías que están funcionando bien, que representan más del 75 por ciento del producto bruto regional, constituye un factor extremadamente positivo para sostener el proceso de crecimiento económico, particularmente en tiempos en que los vientos favorables parecen estar perdiendo en alguna medida su intensidad. El crecimiento de China en 2013 fue de 7,7%, según estadísticas oficiales de ese país, índice que es el más bajo registrado desde 1999. Esto podría impactar sobre la demanda mundial de materias primas, provocando una caída de los precios. En Estados Unidos, la FED anunció que comenzará a disminuir el ritmo de compra de títulos públicos y en 2015 comenzaría a elevar las tasas de interés de corto plazo para atraer capitales, lo que seguramente frenará el flujo de recursos hacia otros países.

    No se trata, por cierto, de buenas noticias para el resto del mundo, es decir, los países emergentes, aquellos que están realizando esfuerzos para mantener sus tasas de crecimiento o los que están intentando superar la crisis. Un claro ejemplo es Europa. En tiempos en que algunos analistas vaticinan una cierta “fatiga de austeridad”, originada en el esfuerzo sostenido que están haciendo varios países para superar la crisis que los afecta, y el subsecuente crecimiento de los partidos populistas en muchos países de la eurozona, en América Latina, contrariamente, la situación es substancialmente mejor pero impone nuevos desafíos. En el nuevo contexto que podría configurarse, tanto los ingresos como el gasto público pueden adquirir una creciente importancia a la hora de sostener en el tiempo el extraordinario proceso de crecimiento económico que se viene registrando desde hace ya varios años. Los artículos que se han incluido en esta edición de la Revista Internacional de Presupuesto Público tratan sobre estos aspectos tan importantes para el sector público.

    Santiago Acosta-Ormaechea y Atsuyoshi Morozumi son los autores del artículo ¿Puede un gobierno mejorar el crecimiento a largo plazo cambiando la composición del gasto público? Allí se analizan los efectos del gasto público en el largo plazo sobre la base de datos provenientes de cincuenta y seis países en el período que va de 1970 a 2010, estimándose que el gasto en educación ha tenido un efecto positivo sobre el crecimiento, como así también el gasto en inversión.

    En un provocador artículo titulado Imposición tributaria y crecimiento económico en América Latina, sus autores, Gustavo Canavire-Bacarreza, Jorge Martínez-Vázquez y Violeta Vulovic, sugieren que si bien la política impositiva es considerada como uno de los instrumentos más importantes de los policy makers, no hay demasiada evidencia con relación a su supuesto efecto positivo sobre el crecimiento en los países latinoamericanos.

    Por último, Aida Caldera Sánchez es la autora de un artículo titulado Mejorando las relaciones fiscales federales para un México más fuerte, en el que sostiene que si bien México ha logrado un alto nivel de descentralización, su sistema fiscal federal presenta serias dificultades ya que los estados y municipios se han vuelto muy dependientes de las transferencias federales para financiar el creciente gasto público, lo que deja casi exclusivamente en manos del gobierno federal la recaudación de impuestos. Este hecho reduce a una mínima expresión los incentivos para alcanzar la eficiencia del gasto o el cobro de impuestos a nivel local, acrecentándose la posibilidad de moral hazard y desequilibrios fiscales.

    Con estos aportes, la Revista Internacional de Presupuesto Público realiza una importante contribución al actual debate sobre el papel del sector público y sus responsabilidades frente a la sociedad.