Año XXXIX – Nº 77
Noviembre / Diciembre
Las concepciones de la política social: universalismo versus focalización*
Precondiciones para una introducción exitosa de las normas fiscales estructurales basadas en equilibrio en América Latina y el Caribe: artículo marco*
Protección social para todos: ¿cómo cubrir a los trabajadores de los sectores medios que tienen empleos informales?*
La economía mundial continúa convulsionada y el futuro inmediato del sector público seguramente estará fuertemente condicionado, y hasta se podría decir determinado, por las decisiones que se tomen para resolver la crisis.
Aristóteles se ocupó de denunciar, hace más de dos mil años, que la injusticia es la causa de las revoluciones. En el año 1994, Alberto Alesina y Roberto Perotti realizaron estudios comparados que incluyen a más de setenta países, además de un célebre artículo que titularon “La economía política de los déficits presupuestarios”, que fue publicado en esta Revista, para demostrar que los altos niveles de desigualdad conducen a la inestabilidad social. La actual crisis parece estar exigiendo a los gobiernos tomar medidas cada vez más drásticas e impopulares que impactarán sobre los presupuestos públicos y, en última instancia, también seguramente afectarán la cohesión social.
La situación de la Unión Europea, por ejemplo, ha requerido el diseño de un paquete integral (comprehensive packaged) para despejar las dificultades que han mantenido en vilo al continente en los últimos dos años, pero la herramienta denominada European Financial Stability Facility (EFSF) para proveer asistencia temporal a los miembros de la Unión Europea en problemas no parece tener la fortaleza necesaria para resistir una corrida en Italia o España, con fuerte impacto en el campo político, países que podrían sumarse al problema de Grecia, donde se esperan políticas de austeridad cada vez más duras. Como contrapartida de estas decisiones, los trabajadores griegos están exhibiendo su descontento y algo similar se está gestando en las economías más desarrolladas, en las que los llamados “indignados” efectúan reclamos ante sus gobiernos que implican un fuerte cuestionamiento a las dirigencias políticas y al sector financiero, al que señalan como responsable de la crisis. La caída de los primeros ministros de Grecia e Italia constituye un anticipo de las dificultades que podrían sobrevenir en el futuro en el ámbito de la gobernabilidad, como así también de la insuficiencia de los esfuerzos que se realizan en la búsqueda de las soluciones.
Todos estos hechos permiten inferir que el modo en que se resuelva la crisis será determinante para el futuro de la economía mundial. Encontrar el punto de equilibrio entre las medidas que se necesitan para paliar la crisis y las expectativas de la sociedad parece ser el desafío de la hora para que la cohesión social no se vea seriamente afectada. Desafortunadamente, no se puede ser muy optimista al respecto, porque, como la historia lo prueba, parece inevitable que los grandes cambios estén siempre asociados a la disconformidad social, hecho que preanuncia fuertes turbulencias que por ahora se estiman inexorables.
¿Cómo contribuir a la solución de estos serios problemas que afectan al mundo desde el campo de los presupuestos y las finanzas públicas, que constituyen el área de especialización de ASIP? Algunos de los artículos que se incluyen en el presente número de la Revista Internacional de Presupuesto Público tratan sobre la importancia de las reglas fiscales en situaciones de extrema inestabilidad, mientras que otros se ocupan de mostrar la mejor forma de optimizar recursos en un marco de escasez.
El artículo de Teresa Ter Minassian que lleva por título Precondiciones para una introducción exitosa de las normas fiscales estructurales basadas en equilibrio en América Latina y el Caribe: artículo marco, señala que la crisis global de 2008-09 reavivó los intereses como función estabilizadora de la política fiscal y que, contra este escenario, el papel de los marcos fiscales a mediano plazo y en particular de las normas fiscales numéricas, tanto en la estabilización a corto plazo como en la promoción de la sustentabilidad a más largo plazo, ha tomado mayor énfasis en los debates políticos y académicos.
El artículo de José Antonio Ocampo, titulado Las concepciones de la política social: universalismo versus focalización, trata sobre la vieja pugna entre dos concepciones de la política social, revisa el debate y se inclina por la concepción universalista y solidaria sobre la base de una visión de ciudadanía social. Se argumenta en este trabajo que, aunque la focalización tiene ventajas, una estrategia basada en la universalidad y la solidaridad es la más adecuada para atacar la desigualdad y la pobreza. La evidencia estadística demuestra que los efectos redistributivos del gasto público social son más importantes cuanto mayor es la cobertura. Se afirma, en otras palabras, que la mejor focalización es una política universal, pero una estrategia de este tipo implica un esfuerzo fiscal importante, por lo que será necesario revisar los esquemas tributarios de la región y, sobre todo, trabajar en la construcción de sistemas más progresivos. El debate entre las dos grandes concepciones de la política social parece estar resurgiendo.
En un polémico trabajo titulado Marco para la reducción del déficit: principios y advertencias, Robert Greenstein sostiene que EEUU está siguiendo un rumbo fiscal insostenible y los diseñadores de las políticas deberían introducir cambios importantes. Tal como han recomendado toda una serie de comisiones bipartitas en el último año, los diseñadores de las políticas deberían apuntar a estabilizar la deuda como parte de la economía (el Producto Bruto Interno) para que ésta no aumente en forma incesante como participación en la economía. Esto pondría al país en un camino presupuestario sustentable, como lo definen los economistas.
Por último, el artículo de Angel Melguizo, Protección social para todos: ¿cómo cubrir a los trabajadores de los sectores medios que tienen empleos informales? argumenta que la cobertura de los planes de protección social en América Latina sigue siendo reducida a pesar de las reformas introducidas a partir de la década del noventa. Muchos países en la región implementaron cuentas de jubilación individual, obligatoria y privada, con el objeto de alcanzar la sustentabilidad financiera y fortalecer los incentivos por participar, pero el porcentaje de trabajadores que aportan en forma activa a los sistemas jubilatorios sigue estando bien por debajo del 50%, similar a los sistemas tradicionales. Las reformas al sistema de salud apuntaron a universalizar el acceso, separando el mismo del pago de aportes y, a pesar de ello, emergió un sistema de dos niveles en el cual el nivel no contributivo se caracteriza por tratamientos de baja calidad y falta de recursos. Por último, el seguro de desempleo es muy débil.
La Revista Internacional de Presupuesto Público incorpora al debate estos temas que son de sumo interés para todos los especialistas que tienen la responsabilidad de administrar con inteligencia los escasos recursos del sector público en tiempos de crisis.