Año XVIII Buenos Aires, Argentina Nº 24
Octubre 1990

Tapa espEl punto de partida de la situación actual lo podemos ubicar en la crisis de la deuda externa Latinoamericana, en 1982. Entre las causas de la misma, encontramos elevados déficit fiscales, originados en un fuerte crecimiento del Gasto Público, iniciado en la Década del 30y que adquirid mayor fuerza en los últimos años, no acompañado por un crecimiento de los Recursos Públicos. Los déficit fiscales produjeron desequilibrios internos y externos de la economía.

La Década del 80, en particular su segunda parte, se caracteriza en la búsqueda del equilibrioperdido a través de la aplicación de programas de ajuste de la economía y en especial, del Sector Público, necesarios para lograr la estabilidad económica. Sobre el particular entendemos conveniente efectuar breves reflexiones acerca de la situación actual y los mencionados programas de ajuste. En primer lugar se requiere visualizar el contexto macroeconómico de muchos de nuestros países. No podernos dejar de señalar la existencia de un bajo nivel de desarrollo, con estancamiento y una coyuntura recesiva; altos niveles de desocupación, subocupación y desempleo disfrazado; una elevada e inestable inflación y un desproporcionado endeudamiento externo.

En segundo lugar, las políticas en aplicación, en términos generales, dan prioridad a la estabilidad de precios y al equilibrio del sector externo y no al incremento de la ocupación, ni al crecimiento con estabilidad. Es mis, parecería que el desempleo no preocupa, que la disminución de la actividad económica y la existencia de una significativa marginalidad e incluso pobreza crítica, tampoco. Una tercera consideración se refiere al cuestionamiento del sector público. En pocos años hemos transitado desde creer que el estado era motor principal de desarrollo a pensar que el mismo es la causa de los problemas de la economía.

Lo antes expuesto nos lleva, entendemos, a la necesidad imperiosa de impulsar el desarrollo de líneas de pensamiento propias y novedosas.

No debemos aceptar las ideas del pasado como definitivas, hay que revisarlas criticamente a la luz de la experiencia. No debemos aceptar pasivamente las nuevas corrientes de pensamiento, hay que “filtrarlas”.

No podemos olvidar la necesidad del desarrollo pleno, ni la equidad en la distribución del ingreso. No podemos olvidar la necesidad de evitar el desempleo (o disminuirlo) ni la búsqueda de soluciones a los problemas de la marginalidad y la pobreza.

No podemos dejar de considerar las caracteristicas del ajuste fiscal: si se reducen los gastos ¿cuáles son sus consecuencias?; si se incrementan los recursos ¿cuáles son sus repercusiones? No podemos dejar de plantear la necesidad de dar racionalidad (en la asignación de los recursos escasos) al ajuste. Debemos pensar creativamente y actuar en consecuencia; crear, innovar en la búsqueda de soluciones; imaginar procedimientos para su aplicación; ser solidarios en esa búsqueda, que requiere impulsar un cambio profundo de mentalidad y de actitud.