En esta sexta edición, abordamos una de las transformaciones más impactantes en el comercio internacional de los últimos tiempos: el resurgimiento de una política arancelaria agresiva por parte de Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump. Fiel a sus promesas de campaña, el mandatario impuso aumentos significativos en los aranceles de importación con el objetivo de reducir el déficit comercial estadounidense, desencadenando una serie de reacciones globales que han reconfigurado el tablero económico y geopolítico mundial.
Esta nueva estrategia —basada en medidas unilaterales y órdenes ejecutivas— ha tensado la relación con socios históricos y ha generado una respuesta conjunta de grandes economías como China, Japón, Corea del Sur y la Unión Europea. La medida no sólo marca un quiebre con las reglas establecidas por la Organización Mundial del Comercio, sino que también plantea una clara ofensiva hacia China, en lo que ya es considerada una guerra comercial con implicancias estructurales para la economía global.
La competencia por la hegemonía mundial entre EE.UU. y China trasciende lo económico y penetra en los ámbitos de la política exterior, la infraestructura global, la inversión en desarrollo y la influencia geoestratégica. Mientras Estados Unidos enfrenta una creciente deuda pública y una balanza comercial deficitaria, China avanza con iniciativas como la “Nueva Ruta de la Seda”, extendiendo su influencia en más de 150 países con inversiones en infraestructura, energía y comunicaciones.
En este contexto, América Latina se encuentra en una encrucijada: optar entre alinearse con uno de los polos o apostar por la diversificación, la integración regional y la cooperación entre naciones. La incertidumbre que genera esta guerra comercial —ampliada por otros focos de tensión internacional como los conflictos en Ucrania y Medio Oriente— pone en jaque el consumo, la inversión y el empleo en muchas economías, y amenaza con profundizar recesiones e inflaciones locales.
Desde ASIP, nos proponemos analizar no solo las consecuencias inmediatas de estas disputas, sino también sus raíces profundas y el impacto social, fiscal y político que acarrean. Ante esta escalada, se plantea una pregunta clave: ¿cómo deben posicionarse nuestras economías frente a una competencia global cada vez más feroz y polarizada?
Este número invita a la reflexión, al análisis crítico y a pensar estrategias que aseguren mayor autonomía, resiliencia y visión a largo plazo en un mundo que enfrenta una nueva era de rivalidades globales. ¿Cómo responderemos como región? ¿Seremos meros espectadores o actores estratégicos en este tablero cambiante?