Rodrigo Jaque García

I. INTRODUCCIÓN

 

En la década de los 80 se habla cada vez con mayor frecuencia sobre el plan o programa financiero, así como de la técnica que permite generarlo, la programación financiera. Sin embargo, por variadas circunstancias se van confundiendo, tanto los conceptos como las instancias o diversos horizontes de tiempo que se adoptan en el análisis sobre la movilización de los recursos.

El propósito central del presente documento en señalar las vinculaciones entre la administración financiera del Estado y el instrumento conocido como programación financiera. Para ello será preciso revisar en primer lugar, los elementos básicos de las técnicas de programación financiera y luego, pasar a destacar el rol del sistema de administración financiera del Estado cuando se aplican dichas técnicas en forma consistente y sostenida.

Cabe recordar que la administración financiera es responsable de la programación del gasto público y que por lo tanto, debe arrancar a una política fiscal debidamente compatibilizada con un equilibrio dinámico de la economía. Por su parte, la política fiscal consiste en el análisis de cómo los impuestos, los gastos y las operaciones del tesoro en lo relativo a la deuda pública, influyen en la asignación de recursos entre el sector privado y el sector público, así como en el logro de los objetivos básicos de estabilidad, crecimiento y distribución del bienestar social.

En consecuencia, la consistencia y coherencia que debe existir entre lo que pretende hacer el Estado y lo que se supone será el comportamiento del sector privado, conduce a la formulación de la política económica; en la cual los medios que maneja el Gobierno, se constituyen en los principales instrumentos de la política a diseñar. Por lo tanto, dentro de un marco teórico-conceptual, la administración financiera para hablar con propiedad, requiere de una política económica general coherente con la política fiscal; dentro de la cual se establecen los lineamientos que deben regir las políticas de ingreso y gasto público.

Tal como pueden apreciarse, parte importante del tema estará relacionado con el diseño y formulación de la política y además, con la necesaria compatibilidad entre las variables reales y las financieras. Es posible que en el pasado, al estar la programación financiera inmersa en la técnica de planificación económica pasará desapercibida; sin embargo, cuando se aplico la técnica de los planes operativos anuales, difícilmente pudo ignorarse el presupuesto monetario-financiero.

A mi parecer la programación financiera no fue suficientemente explicitada en el pasado, con lo cual los resultados efectivos de los planes se alejaron de los previstos, debido a que parte de la política económica y el uso de ciertas variables monetarios-financieras fue omitido, quedando se manejo en el corto plazo completamente desvinculado de la planificación aparente de las variables reales. En los últimos años, al prevalecer la crisis económica mundial, la programación financiera resurge como el instrumento utilizado por el Fondo Monetario Internacional para la formulación de los programas de ajuste; con lo cual se le pone de moda por sobre las técnicas de planificación económica, cuyo horizonte de tiempo es más amplio y por lo tanto, difícil de aplicar cuando prevalecen condiciones de gran incertidumbre.

 

 

II.    LA PROGRAMACIÓN FINANCIERA

 

  1.  Conceptos Básicos

 

La programación financiera es una técnica que permite seleccionar instrumentos de política económica y cuantificar los valores adecuados de esos mismos instrumentos, para alcanzar los objetivos o metas de política en un tiempo determinado. Por su parte un programa financiero es un conjunto de medidas de política económica coherentes orientados principalmente a los sectores monetario, de balanza de pagos y fiscal, con el que se persigue alcanzar determinadas metas de política económica, en dicho período de tiempo.

Tal como puede apreciarse, se entra de lleno en el campo de la elaboración de la política económica, que constituye uno de los más complejos y en el cual tiene que existir un diálogo permanente entre los cuerpos políticos responsables de la toma de decisiones y su cuerpo técnico asesor. Una de las fuentes más habituales de confusión y/o falta de entendimiento al referirse a estos temas, surge del espacio y horizonte de tiempo que cada persona tenga en mente al imaginarse los instrumentos así como los efectos deseados e indeseados que éstos provocan sobre las bases.

La programación financiera, al igual que el financiamiento del desarrollo, constituyen metodologías orientadas a cuantificar los requisitos de movilización de recursos en torno a ciertas variables reales como la inversión y el consumo. En el caso específico antes señalado, ambas metodologías están dedicadas a solucionar con el mínimo de fricción posible, que el ahorro sea igual a la inversión postulada; por lo tanto, que el proceso ahorro-inversión hacia sectores prioritarios para el desarrollo previsto, se produzca dentro del mayor equilibrio dinámico posible, tanto a nivel sectorial como general de toda la economía.

Sin embargo, la diferencia en el período de tiempo que se abarca en cada caso, provoca diferencias importantes en método y significación entre el financiamiento del desarrollo, que abarca tres o más años y la programación financiera que orienta a períodos más cortos que generalmente no pasan de un año. A medida que el horizonte de tiempo es más amplio, las variables reales son las más relevantes, sus magnitudes se desplazan y pueden estar influidas por medidas de política en otras esferas de la acción estatal. Por ejemplo, la producción agrícola de determinados productos puede crecer debido a facilidades de asistencia técnica y de insumos, en un programa a cuatro años.

Por otra parte, en el corto plazo la producción agrícola es una oferta relativamente fija y no influenciable en los precios internos y de la tasa de cambio, los factores principales que determinen el ingreso del sector agrícola y su comportamiento hacia el siguiente ciclo productivo.

Finalmente y sólo a modo de comentario en torno al enfoque que se produce al situarse en un determinado horizonte e tiempo, en el corto plazo un planeamiento de reforma tributaria no mejorará la situación financiera del gobierno central. Sus efectos recaudatorios se dejan sentir a mediano plazo, mientras que en el corto plazo se sufre el costo político de sancionarla, así como también las dificultades administrativas para implantarla.

Sin embargo, un recargo a ciertos derechos de aduana y/o a los impuestos sobre alcoholes y cigarrillos, suelen ser aprobados sin mayor resistencia y con un efecto recaudatorio inmediato. Esto explica en parte, por qué las reformas son aprobadas en principio; pero siempre dilatadas en su aplicación definitiva.

 

2. Características e instrumentos

 

La programación financiera arranca del hecho que en el corto plazo existe una relación razonablemente estable entre las variables financieras y las no financieras y que además, las autoridades gubernamentales pueden manipular algunas de las primeras y con ello, provocar reacciones en el sector real de la economía. Los instrumentos financieros empelados para alcanzar los objetivos del programa son, comúnmente, los siguientes:

– El crédito bancario interno

– Las tasas de interés

– Los ingresos y gastos del sector público

– La tasa de cambio

– La deuda externa

 

El uso del instrumento crédito bancario interno, se basa en que la demanda por medios de pago es una función relativamente constante de ciertas variables como son el nivel de precios y el producto bruto interno o el ingreso real. Además en una economía abierta, la balanza de pagos en un elemento adicional que actúa sobre la demanda y oferta de dinero; dado que los agentes económicos balancean su exceso de oferta de dinero; dado que los agentes económicos balancean su exceso de oferta de dinero, variando sus gastos en bienes y servicios (incluyendo los de origen importado) y/o sus tenencias de otros activos (incluyendo activos en el exterior). En consecuencia, las variaciones que experimente el crédito bancario interno tienen que ser compatibles con tres metas básicas del programa financiero: la balanza de pagos, la tasa de interés y la de crecimiento económico.

Cuando nos referimos a la tasa de interés como instrumento, normalmente se trata de incrementar el ahorro financiero (a expensas del consumo): con lo cuando los organismos de intermediación financiera pueden canalizar un mayor volumen de inversión y lo que es igualmente adecuado, mas suficiente, si existe un adecuado inventario de proyectos tanto privados como públicos. También una tasa de interés real puede frenar la fuga de capitales y aminorar la preferencia por atesorar en moneda extranjera u otro tipo de activos externos; con esto también contribuye a aliviar la presión sobre la balanza de pagos.

La política fiscal es una de las importantes se desenvuelven en un constante dilema entre crecimiento económico, estabilidad y equidad en la distribución del crecimiento alcanzado.

Cabe reconocer que en el corto plazo prevalecerá el objetivo estabilidad dado que en los otros necesariamente requieren de un horizonte de tiempo más amplio. Cuando el objetivo estabilidad es el prioritario, se tiende a frenar el ritmo y/o el valor absoluto del gasto público; dado que tanto el gasto corriente como el de inversión, tienen el mismo efecto sobre la demanda agregada a corto plazo. Por otra parte, la reducción del déficit global del sector público privado y aminorar el crecimiento de los medios de pago.

Otro elemento que adquiere gran relevancia en esta última década, es el relativo a la política de precios de las Empresas del Estado, que puede ser decisiva en la reducción del déficit global del sector público consolidado no financiero, además de tener impactos importantes en los precios y costos internos de muchas funciones de producción del sector privado. También cabe mencionar las tendencias de corto neoliberal, que propician una reducción del ámbito del sector público, como medio para mejorar la eficiencia y eficacia de todo el aparato económico.

El uso de la tasa de cambio como instrumento de política económica de corto plazo, apunta hacia el mejoramiento de la competitividad internacional, la cual se había deteriorado por presión de ciertos costos internos y/o por un crecimiento del índice general de precios mayor al experimentado por la tasa de cambio aplicada a las exportaciones. Además del efecto restrictivo sobre el volumen de las importaciones, un alza de la tasa de cambio persigue una reorientación de la producción interna hacia la generación de bienes y servicios comercializables internacionalmente, lo que en corto plazo se traduce en una disminución del salario real y en el valor de los activos nacionales que puedan ser demandados desde el exterior. Parte de este ajuste es inevitable ante la presión creada por la inflación importada y el constante deterioro de los términos de intercambio; sin embargo, debe tenerse en cuenta la capacidad de respuesta o elasticidad del aparato productivo interno para adecuarse a estos estímulos de reorientación hacia la exportación.

Además de que a corto plazo un alza del tipo de cambio se trasmitirá a los precios internos, dada la incidencia de los bienes importados en los valores brutos de la producción nacional, gran parte de las exportaciones tradicionales no reaccionarán dado que confrontan condiciones externas inelásticas a los precios o simplemente, están sujetas a cuotas dentro del mercado internacional. Estas situaciones hacen que se observe una cierta tendencia a establecer tipos de cambios múltiples, que manejados en el corto plazo, puedan aminorar las desventajas de una devaluación general.

El último de los instrumentos es de introducción reciente y obedece más a restricciones que a posibilidades de maniobra, como es la situación del endeudamiento externo. Se le incluye para que desde un inicio, el diseño de la política económica tenga presente las condiciones bajo las cuales es aceptable y dentro de cierta supervisión que asegure tanto un perfil como un monto razonablemente sostenible por conceptos de deuda pública externa, de deuda de balanza de pagos y de deuda del sector privado.

Lo anterior requiere de una perspectiva a mediano plazo, lo que es aún posible con los flujos de ciertos organismos internacionales de financiamiento y bastante incierto con financiamientos comerciales y de proveedores. Sin embargo aún dentro de un marco de incertidumbre, es preciso establecer las condiciones en que el país puede contratar nuevos préstamos y la proyección del servicio de la deuda externa de la Nación. Es posible que del análisis surja la necesidad de plantear nuevas reestructuraciones de la deuda, la cual en ese caso, estará sustentada en un juego de proyecciones y dentro de una política económica coherente con las decisiones nacionales.

En definitiva, los instrumentos seleccionados, su intensidad de aplicación y la combinación de las correspondientes políticas, dependerán de las metas escogidas, de la capacidad institucional del país, de su situación y del grado de maniobra frente a las condiciones que le impone su nivel de endeudamiento externo.

 

3. Técnicas de proyección y coherencia

 

El óptimo técnico es contar con un modelo econométrico, debidamente probado en cuanto a su confiabilidad, que  contenga las relaciones entre las variables, instrumentos y bases que ya se comentaron, para l simulación o construcción de escenarios alternativos en torno a la política económica global a recomendar. Cabe señalar que tanto para la determinación del modelo econométrico, como para el desarrollo de métodos menos sofisticados, debe contarse con variada información histórica sobre la economía en cuestión.

Además, de no existir, tendrán que elaborase marcos de referencia a mediano plazo por lo menos, que señalen el comportamiento esperado de los principales agregados económicos, derivados del ritmo de actividad previsto para los principales sectores de la economía.

Dentro de dicho marco de referencia es fundamental tener un detallado programa de inversiones públicas, que contenga tanto obras de ejecución como proyectos terminados y proyectos en estudio. Este programa será determinante para cuantificar el impacto económico y financiero derivado de la ejecución del mismo, así como del cronograma que cubra tanto el corto plazo, como todo el plazo de construcción de las obras. La combinación entre el pronóstico sectorial y el programa de inversiones públicas, debe permitir esbozar por lo menos un perfil de la inversión privada estimada como necesaria, al efectuar el mencionado pronóstico.

Los elementos antes indicados son un mínimo imprescindible para abordar la tarea de generar un programa financiero, se tenga o no un modelo econométrico. En caso de no contar con este último, el método consiste en integrar los valores proyectados en un flujo de fondos entre los distintos sectores y mercados, de manera que dicho flujo sea compatible con las metas postuladas.

Las repercusiones antes comentadas pueden ser indeseadas y provocar efectos negativos en otras áreas del sistema económico, que es justamente lo que se trata de evitar con una programación financiera debidamente compatibilizada y desagregada. Para alcanzar el grado de compatibilidad y coherencia entre las metas y los valores proyectados, es preciso encauzar las decisiones de los diversos sectores mediante medidas específicas de política económica. Tal como puede apreciarse, la metodología se basa en un proceso iterativo, aún cuando se disponga de un modelo global confiable, en que la experiencia y el buen juicio tienen tanta importancia como los instrumentos y la capacidad técnico-teórica. Las etapas en el desarrollo de la programación financiera dependerán de la situación de los diversos sistemas de información en cada país, siento posible establecer una secuencia de relativa validez.

 Como es lógico, debe arrancarse por la estimación de las variables exógenas, que normalmente se refieren a aquellas o altamente influenciadas por factores externos y también las que no serán influidas por la política económica a determinar en el período establecido, generalmente de doce meses. Ejemplos clásicos de este tipo de variables son las exportaciones, las condiciones del posible financiamiento externo, los precios internacionales y ciertas variables internas reales en el campo de la producción, generalmente de sectores tradicionales.

El segundo paso consiste en una primera hipótesis sobre los valores de los objetivos o metas de política. Será preciso estimar la tasa de crecimiento del producto bruto interno (PBI), con base tanto en las perspectivas de los sectores productivos básicos, como de las exportaciones, de la inversión pública y de las perspectivas de la inversión privada nacional y extranjera. La meta de empelo estará altamente relacionada con las variables antes mencionadas, pero también moverá en función del gasto público corriente y de la tecnología en uso. La tasa posible de inflación estará ubicada en un rango que queda determinada por elementos tales como: presión entre el PBI potencial y el efectivamente alcanzable, la inflación importada, el crecimiento de los medios de pago en el período inmediato anterior y en menor medida, por la política económica en proceso de diseño.

Luego de tener las premisas antes comentadas, se pasa a estimar los agregados monetarios o sea, dinero, cuasidinero y otras obligaciones del sistema financiero, mediante relaciones entre las variables monetarias y reales que se consideran relativamente estables en el corto plazo. Además, dichas relaciones se establecen con base en los multiplicadores del dinero, que consideran tanto el efectivo en circulación más los depósitos a la vista y la definición amplia del dinero, que adiciona el cuasidinero. A su vez la base monetaria puede descomponerse en la suma de reservas bancarias y efectivo en circulación, obteniéndose diversas relaciones o cocientes entre el efectivo en circulación y los depósitos ala vista, el cociente del cuasidinero sobre los depósitos a la vista u el cociente entre reservas y depósitos totales. Cabe destacar el carácter iterativo del proceso, que a estas alturas por razones de simultaneidad requiere determinar tanto el PBI real, como la tasa de inflación y los agregados monetarios.

Si todo lo anterior parece razonable, a continuación se trata de cuantificar el volumen del crédito interno, tanto entre tipos de intermediarios financieros, como entre el sector público y privado. Los volúmenes guardarán relación con los crecimientos esperados en los diversos sectores de actividad económica, los programas de inversiones y la primera hipótesis sobre el déficit global del sector público no financiero. Sin embargo aquí también se presenta interacciones que requerirán de nuevas interacciones, dado que las variaciones de los activos externos netos del sistema financiero junto con lo previsto para los agregados monetarios determinan los niveles adecuados del nivel del crédito interno, dentro de ciertos rangos de estabilidad. Los instrumentos de política serás básicamente la tasa de interés, el encaje legal, el monto y tipo de redescuentos por cartera o colocaciones, así como las operaciones de mercado abierto que pueda afectar la autoridad monetaria.

Por otra parte, se estiman otras variables macroeconómicas endógenas ampliamente determinadas, en el corto plazo, por el valor postulado por el PBI, como son el consumo las importaciones. Ellas combinadas con otras variables ya estimadas, permiten determinar el consumo del gobierno, los ingresos, derivar el déficit en cuanta de corriente del sector público no financiero y con las inversiones previstas más otros gastos de capital, el déficit global bruto y neto del sector público no financiero. Este último deberá ser consistente con las premisas ya adoptadas para el crédito interno y para operaciones financieras entre el sector privado y el público (colocación de bonos). Además surgirá la primera magnitud para el posible incremento neto de la deuda pública externa, que usualmente se transforma en el elemento final de ajuste.

La última fase consiste justamente en introducir las variables financieras del sector externo, que de resultar inconsistentes, conducen a:

        Analizar la posibilidad de nuevas medidas de política económica, que modifiquen aún más el comportamiento de los entes económicos.

        Rebajar algunas metas del programa, como pueden ser el nivel del PBI, la inversión pública y/o el aumento postulado en las reservas internacionales.

        Iniciar una iteración más de todo el juego de soluciones factibles del programa.

 

III.       EL ROL DE LA ASMINISTRACIÓN FINANCIERA

 

  1. Participación Institucional

 

El desarrollo efectuado involucra definitivamente, en el proceso de la programación financiera, a tres instituciones básicas en la estructura organizativa de la administración pública, ellas son el Banco Central, el Ministerio de Hacienda y la Oficina de Planificación. También tienen un papel relevante, pero no protagónico, la banca e intermediarios financieros del estado, el vasto sistema de información que deba abastecer tanto la formulación, como la ejecución y evaluación del programa financiero.

En numerosas oportunidades y en diversos seminarios, se han comentado las discrepancias que surgen entre los planificadores y los programadores presupuestarios; por lo cual parece más útil referirse al hecho de que también existe una separación entre los planificadores y los encargados de las decisiones a nivel de las autoridades monetarias. El hecho de que el Banco Central tenga una considerable independencia, basada en normas legales y en una larga tradición, se traduce en que frecuentemente tenga una opinión propia para definir la política económica, especialmente la de corto plazo.

Por su parte las relaciones entre el Banco Central y el Ministerio de Hacienda suelen facilitarse, al existir relaciones rutinarias en áreas tales como el endeudamiento externo público, el comercio exterior y las recaudaciones aduaneras, las importaciones directas del estado y el financiamiento interno del presupuesto nacional. Todos estos temas han sido tratados desde mucho antes que existieran las oficinas de Planificación, creando una cierta disciplina y coordinación básica.

Encontrar una forma de entendimiento es realmente fundamental, dada la estrecha vinculación que existe entre los instrumentos de la programación financiera y a que las consecuencias derivadas del uso de esos instrumentos, pueden afectar sensiblemente a variables estratégicas del desarrollo económico. En consecuencia parece necesario considerar la posibilidad de que los tres organismos constituyan un grupo de trabajo permanente, ubicado al más alto nivel posible, de manera que el intercambio continuo de ideas e información permita una labor armoniosa y equilibrada.

El problema señalado no es nuevo y dentro de mis conocimientos, el primer esfuerzo por establecer una mayor vinculación entre las autoridades monetarias y los organismos de planificación, lo efectuó el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social, que llevó a cabo un seminario sobre el tema en Santiago de Chile, del 24 de noviembre al 2 de diciembre de 1967. Sin embargo, reuniones que promuevan un mayor acercamiento entre la programación del desarrollo y el diseño e implementación del plan financiero no parecen haberse intensificado; así como tampoco el uso de metodologías comunes y el intercambio oportuno de información.

El grupo técnico propuesto, con carácter institucional, debería asesorar a una especie de Gabinete Económico, en el cual participarían los directivos de los organismos estatales más vinculados a la formulación de la política económica. Su labor consistiría en aplicar la metodología comentada en el capítulo anterior, manteniendo un horizonte de un año en la programación financiera. Además, en el corto plazo intentará mantener flujos semanales para el primer mes de proyección, una base mensual para completar los primeros tres meses y luego, agrupará en trimestre el resto del período de tiempo proyectado. Finalmente, este grupo técnico asesor se mantendrá en permanente contacto con los encargados de la proyección, registro y seguimiento de:

   La balanza cambiaria y sus efectos monetarios-financieros.

   El panorama monetario y el panorama financiero.

   La programación presupuestaria y financiera del sector público.

 

  1.  La programación financiera del sector público.

 

Tal como se aprecia en el esquema presentado para explicar el sentido global del plan financiero, la columna o vector del sector público no financiero debe desagregarse por cada uno de sus elementos constitutivos. Esta labor le compete al Ministerio de Hacienda, a través de dos de sus unidades básicas: la Tesorería Nacional y la Dirección de Presupuesto.

La tesorería, que debe manejar el subsistema de caja y sus relaciones con los pasivos corrientes y de mediano y largo plazo, será responsable de plantear un flujo consistente con el elaborado a nivel global. Para ello, a su conocimiento de los pasivos corrientes por pagar a las obligaciones que surgen de la deuda interna y externa, debe agregar el flujo de ingresos estimado por los organismos responsables de los ingresos tributarios y no tributarios. El horizonte de tiempo es eminentemente operativo, por lo cual la programación será diaria para la primera semana proyectada pudiendo, en el resto del eje de tiempo, mantener el ya señalado para la programación financiera global.

En coordinación con la Oficina Nacional de Presupuesto (ONAPRES), establecerá el calendario de los pagos que se derivan del ritmo propuesto para que los resultados previstos por la programación presupuestaria, sean alcanzados en términos reales.

Además, la Tesorería consultará las transferencias corrientes y de Capital en el momento y por el monto que la ONAPRES determine, en función de su análisis del flujo de caja requerido por cada organismo público. Cabe señalar que pueden existir entes públicos que no reciban aportes del Estado; pero su posición financiera también tiene que ser analizada y proyectada integralmente, puesto que de cada análisis institucional se pretende establecer en los diferentes momentos de la proyección:

   Uso neto de préstamos del sistema monetario financiero interno.

   Captación neta de recursos del sector privado financiero.

   Uso neto de préstamos externo oficiales y comerciales.

   Saldo de caja proyectado.

De las funciones necesarias para que la programación financiera del sector público no financiero pueda ser factible, se deduce que en el primero lugar se requieren mecanismos ágiles que faciliten la información en base a caja. La existencia de un sistema de caja única fiscal, que desconcentra la operación sin que se diluya la información, así como la necesidad de que todos los entes público mantengan sus cuentas en un solo banco del estado, son dos requisitos básicos.

El otro lo constituye la necesidad de contar con una INAPRES que maneja integradamente la asignación de recursos. La prioridad de ejecución de los proyectos de inversión debe establecerla el sistema nacional de planificación; pero luego el análisis financiero de todo el flujo de recurso le compete a ONAPRES. Así también debe ejercer liderazgo y supervisión sobre todo los entes públicos, para asegurar la consistencia de las decisiones en torno a la asignación y uso de los recursos financieros.

Sin embargo, respecto de esta última condición, cabe señalar que no deben utilizarse los instrumentos fiscales como una derivación de consideración puramente monetaria; aún cuando no exista un plan de desarrollo, la acción de la programación presupuestaria tiene implicaciones en la esfera real, que son trascendentales en el logro de los diferentes objetivos del desarrollo económico y social.

Los requisitos de financiamiento interno, que comprenden las variaciones estacionales tanto de los ingresos como de los gastos, tendrán que ser compatibles con los previstos en la programación financiera global. En caso de inconsistencias, deberá revisarse toda la programación y de ser necesario, el uso de los instrumentos y los objetivos de la política económica de corto plazo.

 

3. Ejecución y realimentación

 

Como todo método basado en proyecciones, su uso no tiene sentido si no se efectúa un seguimiento, que permita establecer las causas de las desviaciones con la realidad y luego, introducir estas experiencias en el siguiente ciclo de programación. Dado que a nivel operativo el seguimiento es diario, exige el adecuado funcionamiento de una contabilidad gubernamental integrada, que permita tanto el análisis del flujo de caja como de las variaciones patrimoniales agregadas.

 

Esta existencia se extiende al resto del sector público descentralizado, el que debe contar con un sistema de cuentas uniformes que facilite el análisis y permita rápidas agregaciones y consolidaciones. La uniformidad de los sistemas contables, es además requisito básico para su sistematización dentro de un proceso integral de procesamiento de datos que satisfaga las necesidades de información de los organismos rectores de la programación financiera.

Por otra parte, el registro de las operaciones de comercio exterior y de la cuenta de capital de la balanza de pagos, especialmente aquellas que tienen efectos monetarios interno, también tendrán que estar disponible con atrasos no mayores aún mes, en lo relativo al panorama monetario, que consolida los datos del balance de todos los banco creadores de dinero y de las autoridades monetarias, generalmente no existe una demora significativa y además, es una de las estadísticas más confiables.

Finalmente, el panorama financiero que agrega al monetario el movimiento de los intermediarios financiero que son relevantes en la estructura financiera de la economía, suele tenerse con bastante atraso. Esto impide el análisis oportuno del vínculo que existe entre la creación del dinero y la canalización del crédito, por un lado, y la capacitación de ahorros por otra.

En consecuencia y luego de este somero enunciado sobre los requisitos de información confiable y oportuna, es bastante complejo el flujo de información que requiere el grupo técnico asesor de alto nivel, para analizar la ejecución y recomendar medidas correctivas; en caso de que el flujo de fondo efectivos amanece con presionar más allá de lo previsto, elementos críticos como el nivel de precios internos y la tasa de cambio.

Dentro del Ministerio de Haciendo el elementos central lo constituye el seguimiento del flujo de caja, a nivel de la Tesorería Nacional. El objetivo básico es asegurar que no está presionado el crédito interno, ni aumentando los atrasos en los pagos, por sobre los márgenes previamente establecidos. Los datos de los ingresos tributarios y no tributarios ingresados a la Caja Fiscal, suelen ser los más rápidos y fáciles de obtener y el análisis del grado de cumplimiento se hará con cada organismo responsable. En algunos casos puede ser recomendable poner especial énfasis en los mecanismos de desembolso de los préstamos externos; de manera que no se produzcan acumulaciones indebidas en las cuenta de desembolso por percibir, luego que los gastos han sido realizados.

La ONAPRES, al margen de su seguimiento físico-financiero por programa y por proyectos de inversión, debe ejercer el control sobre el sector descentralizado y mensualmente debe verificar que cada organismo se mantenga dentro del programa trazado. En caso de variaciones, debe comunicar a la Tesorería los cambios recomendados en el calendario de pago de las transferencias corrientes y de capital. Además, el consolidado del sector público no financiero en base a caja, debe ser enviado mensualmente al grupo técnico asesor encargado de la programación financiera global; incluyendo comentarios y reactualización de las proyecciones, cuando las desviaciones observadas así lo ameriten.

La Tesorería Nacional presentará al Ministro de Hacienda un uniforme agregado diario, entre la ejecución prevista y la efectivamente realizada. Las acumulaciones semanales darán origen a la desagregación de la proyección para la semana siguiente y las posibles variaciones en el uso del crédito interno y externo serán comunicadas al grupo técnico asesor. En el caso de tener que disminuir el volumen del gasto, la ONAPRES debe proponer y luego de aprobado implementar, un programa de reducciones en el ritmo de la ejecución presupuestaria que genera compromisos de pago. Este programa debe estructurarse por institución, por programa de operación y de inversión, con su comentario sobre el efecto en los resultados físicos o impacto del gasto público.

El seguimiento esbozado tanto hacia el grupo técnico asesor, como para los organismos involucrados, permite que se mantenga un análisis permanente sobre los distintos aspectos de la política fiscal, de manera que se paulatina reformulación mantenga la ansiada compatibilidad y coherencia con el resto de la política económica oficial.